viernes, 6 de abril de 2012

La crisis de 1929 y la Gran Depresión

Este post está tomado íntegramente del blog de  http://historiacontemporanea-tomperez.blogspot.com.es/


 Para abordar los orígenes de la gran crisis económica que afectó al sistema capitalista en los años treinta del siglo XX, es conveniente empezar examinando algunas de las consecuencias económicas y financieras de la I Guerra Mundial (necesidades de reconversión económica, endeudamiento, etc.) y la década de prosperidad que siguió al reajuste de la posguerra, los llamados "Felices años veinte". Tras la prosperidad vino la quiebra y, con ella, la gran depresión. La clave está en saber cómo se llegó al crac de la bolsa de Nueva York y qué incidencia tuvo la "burbuja financiera" en todo el proceso. Mira este esquema, seguro que te ayuda a comprender la secuencia de los hechos:

La crisis fue, en su origen, una crisis de la economía de los EEUU, pero dadas las estrechas relaciones financieras que existían entre su economía y la europea, así como las fuertes deudas que los países aliados habían contraido con este país, y la política proteccionista y de repatriación de capitales que se impuso al comenzar la crisis, pronto ésta se extendió a las economías capitalistas europeas. La crisis acabó por hacerse internacional y afectar a toda la economía mundial; el único país que quedó al margen de esta crisis fue la URSS, inmersa en su propio sistema económico, basado en la planificación y el control estatal de la economía. MIRA ESTE ESQUEMA:


Las políticas liberales aplicadas para salir de la crisis no dieron resultados positivos, sino que agravaron la recesión con más paro, más proteccionismo, más contracción del comercio internacional, etc.. El mercado no era capaz de resolver por sí mismo los problemas que la libertad económica y la especulación habían provocado. ¿Qué hacer? La reflexión sobre estos hechos condujo al economista Keynes a formular algunas propuestas basadas en algo tan simple, en apariencia, como la estimulación de la demanda, pilar básico del capitalismo. Había que gastar, aunque fuera a costa de incurrir en déficit; pero ¿quién podía tirar de la economía como una locomotora? El Estado, el mismo estado que, según la teoría liberal, no debía de intervenir en la economía, dejando que fueran las libres fuerzas del mercado las que resolvieran la crisis.


Las políticas propuestas por Keynes fueron aplicadas en los EEUU con desigual fortuna por el presidente Roselvelt en el marco del llamado "New Deal". Las medidas de reactivación de la economía se acompañaron de otras de gran calado social y económico, pues establecieron las bases de un sistema renovado que daría lugar al llamado "Estado del Bienestar". El capitalismo ya no volvería a ser el de antes. El Estado intervendría para evitar un nuevo colapso del sistema financiero y la desmedida especulación bursátil; crearía, además, un sistema de previsión social (subsidio de desempleo, seguro de vejez, seguro de enfermedad, etc.) que paliara los efectos más duros de la crisis sobre la clase trabajadora. Nacía un capitalismo reformado, salvado por el Estado. Mira este esquema:


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